“El colectivo chino es sobre todo comercio. Y eso tiene una característica positiva y otra negativa. Lo bueno es que es un contingente que intenta regularizarse. En todos los comercios chinos hay al menos una persona dada de alta como autónomo, que es el titular del establecimiento. Van camino de los 30.000 afiliados y siguen creciendo. La parte negativa es que este último repunte tiene que ver con la crisis económica. La oferta del comercio habitual que regentan los ciudadanos chinos es mucho más medida desde el punto de vista del precio. Lo que no quiere decir que manejen márgenes bajos, todo lo contrario, pero sí productos de coste bajo”, explica el presidente de UPTA.
No hay más que ver la debacle sufrida por el resto de nacionalidades. Entre los no comunitarios, destaca el descenso experimentado por la afiliación marroquí, que arroja un saldo negativo de 919 personas. También el caso de la ecuatoriana y colombiana, que se dejaron en el año, respectivamente, 551 y 212 afiliaciones. “El caso marroquí tiene que ver con la crisis de la construcción. Son los vasos comunicantes de la crisis. En un sector como la construcción hay poco movimiento que pasa a otros como el del comercio”, explica Reyna. Más complejo es el análisis de la caída de los autónomos sudamericanos, ya que, por ejemplo, el colectivo boliviano aumenta en 218 personas.
Cuidar niños o ancianos
“Es más difícil porque no hay una referencia a actividades concretas, pero los descensos pueden tener que ver con el paso de cotizar por el RETA (Regímen Especial de Trabajadores Autónomos) al régimen de empleadas del hogar, que es más barato. No hay que olvidar que hay muchas mujeres de estas nacionalidades al cuidado de niños o ancianos. Evidentemente, también hay muchas bajas que tienen que ver con la construcción”, explica Sebastián Reyna. Mientras que los autónomos extracomunitarios aumentaron en 2.594 en 2008, gracias al empuje chino, los comunitarios decrecieron en 2.035 activos durante el año pasado. Los ciudadanos rumanos son los que más bajas están causando, debido también a la construcción.
“Han perdido 240 afiliados al RETA. Y más que van a caer. Tanto el número de rumanos como el de búlgaros. Van a pasar del régimen de autónomos a contratados laborales al eliminarse las restricciones europeas. Antes sí podían trabajar por cuenta propia, pero no como contratados laborales”, explica Reyna. Bulgaria y Rumania entraron en la Unión Europea el 1 de enero de 2007, pero sólo se beneficiaban íntegramente del régimen comunitario de extranjería los ciudadanos búlgaros y rumanos que permanecieran en España con fines de residencia no lucrativa, estudios o trabajo por cuenta propia. El resto precisaban una autorización de trabajo de acuerdo con el régimen general de extranjería durante los dos años de período transitorio.
Los efectos de la construcción en la afiliación extranjera son más que evidentes a tenor de las cifras totales. Este sector perdió en 2008 un total de 9.975 activos, de los que 7.079 eran extranjeros. Una trayectoria contraria a la del comercio. Aumentó en 2.920 autónomos, de los cuales 2.586 eran extracomunitarios. Según expone UPTA, “el número de personas extranjeras que ejercen una actividad económica en España ha crecido de forma permanente desde enero de 2006 y esta tendencia sólo ha cambiado desde junio de este año”. Por comunidades autónomas, la mayor debacle, claramente vinculada a la del sector inmobiliario, la sufre la Comunidad Valenciana, donde se han perdido 2.009 afiliaciones de extranjeros comunitarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario