Pensiones

La reforma de las pensiones, clave y necesaria

Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del banco de España, quiere que nos retratemos una vez más, nos apretemos el cinturón y nos hagamos un seguro de pensiones. Parece que la caja de la seguridad social la están dejando seca, seguramente con las ayudas de todo tipo que esta patrocinando nuestro querido presidente ZP para contentar a propios y extraños.

Se nos propone alargar la edad de jubilación, imagino que no trabajamos suficientes años como pare merecer una jubilación que muchos por desgracia no llegan a ver, pese a haber estado pagando los años que haya estado trabajando, esto va por los que no llegan a dicha edad claro.

Tal vez una propuesta más coherente sería acabar con las prejubilaciones como las que genera el estado cuando alguna empresa pública no funciona, ej: la 2 de TVE en Cataluña visto la poca cantidad de audiencia que genera su programación, preveía que sus trabajadores pudieran prejubilarse a los 49 años

Por otro lado muchas personas que se mantienen activas a partir de la edad de jubilación, por muy interesantes que puedan ser intelectualmente, no dejan de algún modo de impedir que otra persona en edad laboral pueda abandonar el paro y ocupar ese puesto.

Algo no funciona y hay que buscar una solución, el sistema quizá no es el idóneo, ni desde luego el más justo.

No hay urgencia según el Ordóñez esto puede ser de aquí a quince años, así que todos los que están a menos de ese número de la jubilación no tiene por que preocuparse, el resto ya lo haremos entonces.

Claro que yo me pregunto ¿por que regla de tres he de cotizar a la seguridad social y al sistema de pensiones, si se me está advirtiendo de que posiblemente cuando me llegue la edad de jubilación no llegue a percibir esta, o no sea suficiente para mantenerme? No se si puedo declararme objetor de conciencia y negarme a ello, seguramente con la cantidad que me descuentan cada mes de la nómina pueda hacerme ese plan de pensiones

Mahatma Gandhi: Todo lo que se come sin necesidad se roba al estómago de los pobres