lunes, 2 de febrero de 2009

España: demasiados periodistas al servicio del poder dominante

España: demasiados periodistas al servicio del poder dominanteEl periodismo español está en crisis y el hundimiento de su prestigio e imagen solo es comparable al de los políticos, todavía más intenso. Los miles de periodistas españoles que han renunciado a la independencia crítica y abandonado el servicio a la verdad para tomar partido han dejado de ser periodistas y se han convertido en comisarios políticos y en miembros de la odiosa "policía del pensamiento". 

Por desgracia, quedan pocos periodistas verdaderos en este país, donde la mayoría ha desertado de la verdad y de la independencia y ha tomado partido por el poder dominante. Conscientes de lo bajo que han caído, deberían irse voluntariamente de las asociaciones de la prensa y crear nuevas asociaciones gremiales de "propagandistas", "publicistas" o "agitadores", porque en el periodismo democrático ya no tienen sitio. 

El periodismo atraviesa momentos muy difíciles en España y reclama una revolución que le devuelva la dignidad. Los profesionales debemos asumir que, cuando alguien abandona la independencia y se alinea con alguno de los poderes dominantes, también abandona voluntariamente una profesión que nació vinculada a la verdad. 

Desgraciadamente, el grueso del periodismo español, consciente o inconscientemente, ya ha tomado partido y sirve hoy a alguno de esos partidos políticos que pugnan más por la conquista del poder que por servir a la ciudadanía. A cambio de su sumisión al poder, reciben dinero, protección y privilegios, o al menos esperan recibirlo. 

El análisis es duro pero impecable: aquellos periodistas "sobre-cogedores" que recibían dinero de sus fuentes, erradicados en los primeros años de la democracia, vuelven ahora a nutrir las asociaciones de la prensa españolas y crecen cada día en las redacciones. El "sobre" no suele ser ahora un vulgar fajo de billetes, sino que adquiere la forma de cargos destacados, puestos en tertulias de radio o televisión, asesorías bien pagadas, presencia en consejos de administración, encargos bien remunerados por el partido o el gobierno, etc. Pero el resultado es el mismo que cuando recibían el antiguo sobre corrupto: traición a la independencia y a la verdad, corrupción en definitiva. 

La independencia y la verdad son irrenunciables para un periodista y aquel que haya tomado partido y trabaje para el gobierno o para un partido político, entregando a cambio su independencia y libre pensamiento, debería ser expulsado de las asociaciones de la prensa. Cuando un periodista abandona el servicio a la verdad y se entrega al poder dominante, a cambio de privilegios y de recompensas, además de convertirse en basura, traiciona la democracia. 

Edmund Burke definió el periodismo como el cuarto poder, "opuesto al Estado y a sus grupos de interés"; la escritora india Vandana Shiva celebra "la insurrección del saber subyugado" contra "el saber dominante" del poder; Bertrand Russel decía que un hombre honrado "debe estar siempre contra el gobierno"; Vargas Llosa afirma que el periodismo es el mayor garante de la libertad; Nosotros agregamos que el auténtico periodista es siempre un opositor inveterado del poder dominante y no su parásito servil. que los medios de comunicación deben ser "la voz del pueblo", no "el comercio de la autoridad". 

El periodismo democrático se forja en el siglo XVIII en la lucha contra el absolutismo y el "Antiguo Régimen", al que ayuda a derrotar, y nace orgulloso, independiente, libre y unido a la verdad, alumbrando una nueva era, con la triple misión de informar, formar y fiscalizar y controlar a los grandes poderes con la información veraz y la denuncia. Cuando los periodistas no cumplen esas misiones, intrínsecamente unidas a la profesión y vitales para la democracia, deja de existir la democracia y ellos pierden el derecho a llamarse periodistas y a caminar con la frente alta. 

Hay tres niveles de traición mentirosa a la verdad, al periodismo y a la democracia: la peor es la de los que mienten porque ya han tomado partido y aceptado libremente poner su pluma y su inteligencia al servicio de uno de los bandos que compiten por el poder; el segundo nivel es el de los que mienten porque reciben o esperan recibir privilegios y premios de los poderes a los que sirven; el tercero, el único que tiene perdón, aunque no justificación, es el de los pendejos que mienten porque son engañados, porque ni siquiera perciben que lo que difunden son mentiras y engaños elaborados en los laboratorios del poder. 

El mundo está plagado de periodistas servidores de la mentira, como aquellos que justificaron la agresión al pueblo de Irak afirmando que poseian armas de exterminio masivo que amenazaban a Occidente, o aquellos que silencian en España que el Estatuto de Cataluña es un atentado contra la Constitución, la igualdad, la solidaridad y la decencia de nuestra democracia, o los que silencian las indecencias que el poder dominante llegó a fraguar para arruinar a ENDESA y entregarla al capital extranjero, o los periodistas norteamericanos que siguen defendiendo todavía la invasión de Irak o Vietnam, o los que se mantuvieron callados en la posguerra, mientras el senador MaCarty violaba la Constitución de Estados Unidos en busca de comunistas, o los muchos miles de periodistas comunistas que no sólo silenciaron los crímenes del fascismo rojo estalinista, sino que babeaban en torno al poder para recibir ciertos privilegios de la "nomenklatura". También sirven a la mentira los muchos periodistas dedicados a fabricar argumentos para el poder en los muchos think tanks subvencionados o los que tergiversan la verdad cada día en los medios controlados por el poder dominante o los que inventaron terroristas suicidas en los atentados del 11M, o los que diariamente, frente a sus cámaras, micrófonos, periódicos, revistas y blogs, son incapaces de criticar a ambos bandos, tomando ciegamente partido por uno de ellos, alimentando así la hoguera del odio que enfrenta a la derecha con la izquierda y a unos españoles con otros. 

Muchos periodistas, para justificar su traición a la verdad y a la profesión, alegan que la vida es difícil, que tienen hijos y esposa que mantener o que lejos del poder el frío es insoportable. Otros alegan que el poder acosa y castiga a los que se niegan a servirle. Pero todos deberíamos ejercer el derecho a ser rebeldes, recobrar la valentía, a recuperar con urgencia el control de la información y a retornar al irrenunciable servicio a la verdad, sin el cual la democracia es imposible. 

Mientras nos decidimos a ser dignos y rebeldes, aunque sea desde la pocilga, quizás nos convenga pensar en aquella frase que repetía Martín Luther King: “b[Nadie se nos montará encima si antes no doblamos la espalda]b”. 



Miércoles 03 Diciembre 2008

El fraude de la 'inmensa mayoría'

El fraude de la 'inmensa mayoría'Los políticos recurren siempre al concepto de "la inmensa mayoría" cuando quieren justificar sus decisiones o dar solvencia a sus palabras. Los socialistas, por ejemplo, para justificar su deseo de negociar en el futuro con los terroristas, siguen afirmando hoy que "la inmensa mayoría" desea la paz con ETA, mientras que el PP afirma que la "inmensa mayoría" no quiere "la rendición" del Estado de derecho ante el terrorismo etarra. Todos aseguran contar con "la inmensa mayoría", pero, en realidad, a ninguno les interesa lo que piensan u opinan esas masas populares relegadas y exiliadas de la democracia porque estorban al monopolio del poder que representan los partidos políticos. 

Si los partidos quisieran conocer realmente lo que piensa y opina esa "inmensa mayoría", podrían hacerlo fácilmente, pero no tienen el más mínimo interés en saberlo porque, si lo supieran, tendrían que seguir esos criterios ciudadanos y perderían poder. 

Existen las tecnologías y las condiciones necesarias para que el pensamiento y el criterio de la mayoría de los ciudadanos pudiera ser conocido, en tiempo real y de manera científica, en cada instante, ante cada problema, duda o incógnita. Los expertos en sociología, derecho y pensamiento político no cesan de decir a los políticos que necesitan revitalizar la democracia y que existen todas las condiciones necesarias para recuperar aquel concepto puro de "democracia directa y deliberativa" que se dio en el Ágora de Atenas, en los brillantes tiempos clásicos de Pericles, cuando los ciudadanos deliberaban y decidían por mayoría la política de la ciudad. 

Existen encuestas rápidas y fiables que reflejan el criterio de la mayoría con márgenes de error inferiores al 3 por ciento. A través de Internet, los ciudadanos pueden responder cada día a cuestionarios gubernamentales sobre los grandes temas de interés general: ¿Cómo hacemos frente a la crisis? ¿Es lícito el despilfarro de nuestros políticos en tiempos de crisis? ¿Cómo detener el hundimiento de la economía y el torrente de parados? ¿Que hacemos con la inmigración? ¿Nos retiramos de Irak? ¿Es democrático el nuevo Estatuto de Cataluña? ¿Negociamos con ETA? ¿Apoyamos o aplastamos a las víctimas del terrorismo? ¿Que piensa usted de la cuestión de Gibraltar?... etc. 

Conocer las respuestas ciudadanas a esas preguntas obligaría a los gobiernos y a los partidos a someterse a los criterios de la ciudadanía y a ser demócratas, algo que no les conviene. Imaginemos, por ejemplo, que la inmensa mayoría quiere que se adelgace el Estado y que en lugar de esos casi 3.5 millones de funcionarios, cargos, enchufados y parásitos que cobran del erario público, el número se reduzca a un tercio, como recomiendan los expertos. ¿Que harían los políticos con sus familiares, amiguetes, enchufados y gente del partido a la que hay que colocar? Imaginemos que la inmensa mayoría desprecia a los políticos que despilfarran, como el gallego Touriño, experto en gastar en coches de ensueño y en mesas y sillas que cuestan más que un apartamento. ¿Habría, entonces, que despedir al cacique socialista gallego? 

Los partidos políticos y los gobiernos son, por desgracia, los peores enemigos de la verdadera democracia. Han hipertrofiado su representación y han marginado vergonzosamente al ciudadano, expulsándolo de la participación política, bajo la excusa de que la sociedad es muy compleja y que resulta imposible saber qué piensan los ciudadanos en cada momento, lo que justifica los privilegios y poderes especiales de los representantes, que, de hecho, pueden gobernar y decidir al margen y hasta en contra de los criterios de la "inmensa mayoría". 

Pero esa excusa ya no es válida porque el advenimiento de la Sociedad de la información y del conocimiento, con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) permite convertir el mundo entero en un gran Ágora donde los ciudadanos participan, debaten y hacen valer sus criterios, como corresponde en democracia. 

Sólo bastaría con que los gobiernos y los partidos que los controlan quisieran. Pero no quieren. Para conseguirlo, tendrían que emplear apenas un tercio del esfuerzo que emplean en cobrar los impuestos cada año a la totalidad de la población. La única diferencia es que a ellos, miembros de la oligarquía política que está asesinando la verdadera democracia, sí les interesa "exprimir" al ciudadano y llenar las arcas públicas, mientras que no les interesa en modo alguno conocer lo que opinan, quieren y sueñan. 

Es así de triste... y así de sucio. 

El deprimente espectáculo de la Galicia esclavizada

El deprimente espectáculo de la Galicia esclavizadaEs dificil encontrar un espectáculo más deprimente y antidemocrático que el contemplado ayer por España entera, cuando miles de gallegos que abarrotaban el auditorio de Lugo aplaudian rabiosamente a un político como el cacique Touriño, que en cualquier democracia seria hace mucho tiempo que habría tenido que dimitir o, quizás, enfrentarse a acusaciones de malversación y despilfarro ante tribunales de justicia independientes. 

Pero en España, aquellos políticos que despilfarran el dinero público en automóviles de lujo, el último de los cuales, con un costo cercano al medio millón de euros, es uno de los más caros del mundo, o que se gastan en mesas y sillas para su despacho más de lo que vale un apartamento, no sólo no dimiten, ni reciben el desprecio cívico, sino que son aplaudidos y votados por una masa lamentable de "hooligans" con vocación de esclavos. 

Al lado de Emilio Pérez Touriño, en esa jornada aciaga para la democracia gallega que se celebró en el palacio de congresos de Lugo, estaba Zapatero, maestro del cuento y señor de lo oscuro, que, entre aplausos, se atrevió a pedir a los que le habían votado a él que voten ahora al despilfarrador. 

La mentira llegó a ser "sublime" cuando Zapatero insistió en que Galicia "aguantará y resistirá con más fuerza" los embates económicos de la crisis con Touriño en la presidencia. ¡Que alguien nos explique cómo es posible que Galicia resistia mejor la crisis con un despilfarrador al frente de su gobierno! 

¿A donde fue a parar la vieja nobleza del pueblo gallego y su larga y valiosa resistencia histórica a los caciques? ¿Es que ya sólo quedan esclavos en el Noroeste? 

La verdad es que los gallegos están sumidos en un drama de profunda tristeza y difícil solución al tener que elegir entre el nacionalismo descerebrados del BNG, promotor de aislamientos y declives, los despilfarradores opacos del PSOE y los ineptos del PP, que tuvieron el poder gallego en sus manos durante muchos años y lo perdieron porque demostraron al pueblo que eran tan escasamente demócratas e ineficientes como sus competidores del BNG y del PSOE. 


Touriño se gasta 4 millones de euros en reformar tres salas de juntas de la Xunta
Lunes, 02-02-09

Primero fue la reforma del despacho personal del presidente de la Xunta. Le siguió la compra de su cuarto coche blindado de altas prestaciones. Y ahora el despilfarro del dinero público en tiempo de crisis llega incluso a las salas de reuniones del complejo administrativo de San Caetano, sede del Gobierno gallego. La Xunta ha gastado cuatro millones de euros en la reforma de tres salas de este edificio, dos para reuniones del Ejecutivo que preside Emilio Pérez Touriño y los altos cargos de las consejerías, y otra para sus comparecencias ante la prensa.
Las obras, en la planta sótano del Pazo de San Caetano, fueron encargadas a la empresa Ferrovial ycomenzaron a proyectarse en julio de 2007, si bien en octubre del pasado año todavía se encontraban en ejecución, pese a que la fecha para su finalización estaba fijada para diciembre de 2008. El secretismo con que se ha llevado esta reforma es tal que incluso un policía custodia la entrada a las salas en cuestión, impidiéndose cualquier acceso de personal no autorizado.
Según las fuentes consultadas por ABC, la apertura de estas salas se ha retrasado intencionalmente, ya que de trascender públicamente el abultadísimo coste de las reformas podría afectar al desarrollo de las elecciones autonómicas del 1-M, toda vez que vendría a devolver al primer plano informativo el uso que Touriño y su gobierno hacen del dinero público, tras conocerse el despilfarro en las obras de su despacho y su nuevo coche oficial, revelado por ABC en octubre.
Mobiliario de diseño
La principal de las salas reformadas es la que una vez por semana utilizarán Emilio Pérez Touriño y sus trece consejeros para las reuniones del Ejecutivo autonómico. Una vez más, el gusto por el lujo extremo del bipartito gallego se hace palpable. Preside la sala una mesa elíptica de las mejores calidades, de 5,60 metros de diámetro, con conexiones de sonido, formada por dos tableros sobrepuestos, que ha costado a las arcas públicas 26.284 euros.
La sala contigua, destinada a la reunión de los secretarios generales de cada consejería en que se preparan las sesiones del Consejo de la Xunta, no disfruta de las mismas comodidades. La mesa rectangular de 5,60x1,50 metros, con las mismas prestaciones para tomas de sonido y vídeo, «sólo» costó 7.735 euros, casi la cuarta parte que la anterior.
El mobiliario se completa con las sillas, donde tampoco se ha ahorrado en gasto, si bien hay todo un muestrario a gusto del político. Touriño y sus consejeros disfrutarán de unas sillas elípticas «modelo Oxford» de la exclusiva marca nórdica Fritz Hansen, tapizadas en piel y «de diseño clásico contemporáneo», con un precio unitario de 2.269 euros, casi cuatro veces el salario mínimo interprofesional, fijado en 600 euros.
En total, la Sala del Consejo dispondrá de 19 de estos «asientos de aluminio pulido», lo que supondrán para el presupuesto de la Xunta un importe de 43.111 euros, más de siete millones de aquellas pesetas sólo en asientos para los miembros del ejecutivo autonómico.
Lujo de clase B
En la sala secundaria contigua, el lujo desciende un peldaño. El proyecto marca 18 asientos de aluminio, «modelo Aluminium Group» de la marca Vitra. Aquí se ha prescindido del cuero, ya que tienen un remate acolchado. Pese a la menor calidad, el precio apenas lo nota, ya que se trata de una silla de diseño. Cada una cuesta 1.960 euros, y el montante global asciende a 35.280 euros.
Pero como siempre hubo clases, las sillas de una pequeña sala de traducciones anexa a la Sala del Consejo no son ni de cuero, ni de diseño, ni de aluminio, ni de la calidad de las anteriores. El «modelo 04», también de la firma Vitra, rebaja su coste a los 890 euros, y se encargan cinco unidades, para los traductores y para otro pequeño compartimento para policías.
Aún hay más. Los vigilantes de seguridad de esta planta de San Caetano, para los que también se adquieren sillas, no tienen la suerte de los anteriores. Habrán de conformarse con un modelo «Lineal» de la marca Andrew World, sin ruedas ni nada parecido, pero por las que la Xunta pagará 2.790 euros, 465 euros por cada una de las seis adquisiciones.
Completan el lote de asientos las 48 butacas de la sala de prensa, tapizadas en piel de vacuno, abatibles, con entradas de audio y absorbentes de sonido: 945 euros por cabeza, 45.360 euros en total. En la actualidad ya existe una sala de prensa en las dependencias de la sede del gobierno gallego, que data de la etapa de Fraga.
La factura total del mobiliario asciende a 165.010 euros para unas dependencias que no eran ni urgentes ni exigían semejante inversión en tiempos de crisis económica

Crisis: la gran mentira

La gran mentira del crédito

@S. McCoy - 02/02/2009




Todos estamos más o menos de acuerdo en que lo que determina la
violencia y profundidad de la crisis actual es la existencia de una
enorme masa de crédito respaldada por activos sobrevalorados. ¿Hasta
qué punto? Bueno, lo explicaba fenomenal, como casi siempre, Martin
Wolf en su columna en Financial Times del pasado miércoles: a cierre
del tercer trimestre de 2008, la deuda norteamericana, país sobre el
que centraba su análisis al ser el epicentro del terremoto que nos
sacude, suponía un 358% de su PIB, por encima del 300% que condujo a
Estados Unidos a la Gran Depresión. Por traducirlo al román paladino,
por cada unidad de riqueza de la nación, el Estado y el sector privado
deben 3,5 (no ha habido sustanciales variaciones en estos cuatro
meses). No está mal. Pero no se vayan todavía, que aún hay más. Wolf
recordaba en esa misma pieza que, frente a lo que había ocurrido en
los años 30, o incluso en el Japón en los 90, los titulares de dichos
créditos no son principalmente miembros del tejido empresarial no
financiero, sino los propios bancos, por una parte, y los
particulares, por otra. Hagamos aquí un primer punto y aparte.

Ahora, un poquito de matemáticas para principiantes. Dado que tal
porcentaje se obtiene de un cociente o división, su minoración sólo se
puede producir bien mediante un aumento drástico del denominador, esto
es: del PIB, bien a través de una reducción igual de radical del
numerador, es decir: de la deuda del sistema. O bien mediante la
acción conjunta de ambos a la vez, claro está. Debido a que lo que se
espera en 2009 no es un aumento del Producto Interior Bruto de las
economías desarrolladas, sino más bien todo lo contrario, podremos
concluir salvo error u omisión por mi parte, que todo puede ser, que
reparar el desaguisado actual pasa por llevar a cabo un recorte
sustancial de la financiación ajena, tanto pública como privada. Sobre
la primera, ya saben cuál es la visión comúnmente aceptada por los
políticos para resolver esta crisis: keynesianismo a tope con dinero
prestado. Más madera, es la guerra. Eso hace que, si se quiere actuar
sobre la raíz de la situación actual, haya que emplearse aún más a
fondo sobre el apalancamiento privado, deuda que se encuentra, sobre
todo y tal y como hemos señalado ya, en el debe de entidades
financieras y consumidores. Segundo punto y aparte.

Ahora que a las autoridades correspondientes se les llena la boca con
el vocablo crédito, reclamando su uso a diestro y siniestro, es
oportuno, a raíz de lo anteriormente enunciado, señalar lo siguiente:
uno, que carecen de legitimidad para hacerlo, toda vez que no se trata
ésta de una burbuja que apareciera de la noche a la mañana sino que ha
sido el resultado de un proceso plurianual que ha contado con su
complacencia; dos, su omisión cobra aún más relevancia por el hecho de
que el bancario es un negocio regulado y supervisado, a través de un
marco que, actuaciones delictivas aparte, ha permitido a las entidades
financieras maximizar su retorno dentro de él; tres, que no es momento
de perpetuar lo erróneo sino de ajustar el tamaño del crédito a las
necesidades reales de la economía: menor importe global y de mejor
calidad. Cualquier mensaje en sentido contrario no es sino una gran
mentira que sólo se la cree quien la pronuncia; cuatro, el papel de
los bancos es fundamental en su doble condición de acreedores y
deudores del sistema y ser titulares de prácticamente la totalidad de
la financiación de los particulares; cinco, hasta ahora se ha
salvaguardado, mediante avales y tipos bonificados, medidas de
carácter provisional, el pasivo bancario en la creencia de que el
ajuste a la baja iba a venir por el lado del activo.

Seis, el cierre de determinados mercados y el deterioro de las
garantías y de la capacidad de repago han provocado la inconsistencia
de tal suposición y han afectado a la solvencia de las entidades;
siete, si antes no había liquidez pero sí solvencia, ahora ocurre lo
contrario: el miedo de las entidades tiene nombre de nuevos
requerimientos de capital; ocho, este entorno provoca que se maximicen
las cautelas, al no poderse evaluar con exactitud la verdadera calidad
de la cartera crediticia en vigor; nueve, como prueba la constante
sustitución de activos reales por otros que no lo son,
fundamentalmente inmuebles; diez, esto hace que la nueva financiación
concedida dispare su precio para compensar, retrayendo el crédito;
once, tal y como están las cosas, desempleo y colapso inmobiliario,
las condiciones de financiación a terceros se modifican drásticamente,
lógico, en cuanto a las posibilidades económicas del solicitante y al
porcentaje de financiación sobre la prenda, lo que condiciona la
demanda; doce, es verdad que la oferta se ha endurecido y que las
peticiones se han retraído, dos caras de una misma moneda y proceso
necesario de vuelta a la racionalidad; trece, no es cierto, por el
contrario, que haya caído la solicitud de dinero para circulante ni
está justificada la negativa de los bancos a concederla a compañías
solventes a precios razonables.

Catorce, el gobierno debe fomentar la actividad crediticia en el marco
establecido en el punto tercero; quince, no puede exigir crédito
indiscriminado e irracional por el hecho de prestar su ayuda a la
banca, sería perpetuar el problema; dieciséis, sin embargo debe ser
avalista parcial, para mantener el incentivo de la banca comercial, de
aquellos proyectos solventes que ésta le presente lo que
simultáneamente permitiría bajar el tipo de aplicación a los clientes;
diecisiete, igualmente habría de bonificar, del modo que se
determinara, aquella financiación privada destinada a la mejora del
capital humano y productivo español, educación e innovación,
principalmente; dieciocho, la administración, dando ejemplo y
poniéndose al corriente de todos sus pagos como medida preliminar,
facilitaría la gestión del circulante mediante un mecanismo de
sustitución de riesgo privado por público a través del uso de
instrumentos financieros de corto plazo; diecinueve, la autoridad
correspondiente tiene que supervisar de modo estricto cuál es el uso
alternativo frente al crédito que están dando los bancos a su
liquidez, a qujé precio y con qué riesgos, con objeto de identificar
cambalaches peligrosos a futuro; veinte y último: modelos que han
funcionado en el pasado, tienen más posibilidades de éxito en las
circunstancias presentes, vuelta la burra al trigo. Buena semana a
todos.

¿Por qué el PSOE es incapaz de condenar la sanguinaria dictadura castrista?

¿Por qué el PSOE es incapaz de condenar la sanguinaria dictadura castrista?
La ausencia del PSOE en la manifestación de condena a la represión y abusos de poder, durante sus largos 50 años de vida, de la sanguinaria dictadura de los hermanos Castro en Cuba, que se celebra hoy en Madrid y Barcelona, resulta incomprensible para los demócratas españoles y para los ya escasos restos supervivientes de aquella izquierda honrada, que sigue creyendo que la libertad, junto con los grandes valores y principios, son la esencia de la política. 

¿Que le ha acurrido al PSOE para que sea incapaz de unirse a los demócratas en la condena de una dictadura tan sanguinaria como la cubana, con las manos y el alma manchadas de sangre? ¿Qué ha empujado a ese partido a preferir asociarse en el gobierno con nacionalistas extremos y antiespañoles en autonomías como Cataluña, el País Vasco y otras, antes que restablecer los derechos humanos y la Constitución en esos territorios, mediante una alianza de gobierno con los populares? ¿Por qué el PSOE prefiere apuntalar en el poder a un partido como el PNV, que ha instaurado en el País Vasco un gobierno donde la Constitución está ausente y los derechos humanos están en el olvido, a instaurar, en alianza con el PP, un gobierno constitucional y defensor de los derechos humanos en la tierra Vasca? 

La colaboración reiterada del PSOE con el totalitarismo y su ausencia en la manifestación de hoy, convocada en apoyo a las víctimas del castrismo, no tiene otra explicación que el envilecimiento del liderazgo en ese partido, que, de la mano de unos dirigentes que prefieren el poder y el privilegio a los valores tradicionales de la libertad y la democracia, se aleja tristemente de la parte decente de la Humanidad, la que lucha por la democracia y los derechos fundamentales del individuo. 

Algo muy grave ha debido ocurrir en el socialismo español del presente para que prefiera aliarse con nacionalistas excluyentes antiespañoles, con dictadores sátrapas como los hermanos Castro o con grupos terroristas cargados de odio, como Hamás, antes que cooperar con países como Estados Unidos, que a pesar de sus muchos errores y suciedades, defiende las libertades y derechos ciudadanos frente a las tiranías, o con partidos políticos como el PP, que, aunque fieles a ideologías liberales y de derecha, comparten, al menos en teoría, el respeto a las libertades y a la democracia. 

España: camino de Argentina


España: camino de Argentina


El profesor y economista Juan Velarde Fuentes, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales y ex consejero del Tribunal de Cuentas, ha advertido que España, si continúa sin afrontar sus problemas, puede estar recorriendo el "camino de Argentina", país que pasó de tener un "glorioso porvenir" a ser un país "subdesarrollado". Velarde ha descrito el Plan de Estímulo de la Economía y el Empleo (Plan E), que el gobierno de Zapatero ha puesto en marcha, como "un amasijo de cosas inconexas, a semejanza del plan que el presidente argentino Juan Domingo Perón desarrolló en su época”. 

El caso de Argentina no sólo presenta un paralelismo amenazante con el de España porque aquel país pasó de la riqueza y la prosperidad a la pobreza económica, sino porque la degradación de su liderazgo, el mal gobierno y la corrupción terminaron por contaminar y degradar a su ciudadanía, que perdió los grandes valores que la sostenían como pueblo, precipitándola en la debilidad y, en algunos momentos de su historia reciente, hasta el envilecimiento, convirtiendo a aquella potencia de los años 60 en un país subdesarrollado y tercermundista. 

El caso de Argentina es el que mejor demuestra en el mundo hasta que punto una gran nación puede ser envilecida y degradada por su clase política, a través del mal gobierno, las luchas cainitas, la corrupción, la trifulca permanente, el desprecio a la ciudadanía, la obsesión por el poder y los privilegios y la utilización del engaño y la manipulación como método de gobierno. 

Produce escalofríos contemplar como el caso de España se parece cada día más al de Argentina. País rico que llegó a ser la octava potencia industrial del mundo, España contempla hoy como, arrastrada por la crisis y, sobre todo, por el mal gobierno, pierde su riqueza a chorros, destruye su tejido productivo, dinamita sus valores, deshace sus lazos como nación y se envilece envuelta en la corrupción y el poder insaciable de su pésima clase política. 

A España se le pronostica ya en los grandes medios espacializados del mundo y en los organismos internacionales una dudosa recuperación de la actual crisis y, en cualquier caso, será el último país de la OCDE en recuperarse, además de ser el que más puestos de trabajo pierda y el que padezca una mayor destrucción de su tejido productivo, todo lo cual ocurre mientras que su gobierno sonrie, miente con profesionalidad, asegura que España está en la Champion, no aplica formulas eficaces contra la crisis, reparte dinero por el mundo a manos llenas y es incapaz de combatir el profundo cancer interno que representa la estructura del Estado, tres veces mayor de lo necesario, infectado de parásitos y enfermo de obesidad mórbida, con casi tres millones y medios de privilegiados cobrando de sus arcas, desde funcionarios y asesores, enchufados, mantenidos, amiguetes, familiares y protegidos, sin olvidar a una casta política que ocupa 17 gobiernos regionales, 50 gobiernos provinciales, parlamentos regionales y provinciales, 9.000 alcaldes y miles de concejales. 

Esa "casta" política, alienada, instalada en el privilegio y ajena a los sufrimientos de la población, es la que está conduciendo a España, ante el aplauso o la indiferencia de una ciudadanía aborregada y con vocación esclava, por la ruta de Argentina