Se publica en la prensa española que España ha sobrepasado la cifra de los tres millones de funcionarios.
(No voy a decir en qué medio, porque si ellos no citan los trabajos de los blogers, tampoco seré yo quien les proporcione publicidad)
Las cifras para que tengan sentido hay que relacionarlas y ese número impacta si se sabe que, por ejemplo, en Extremadura, casi uno de cada tres trabajadores es funcionario de alguna Administración.
Ser funcionario es el sueño español y así nos va. Un trabajo de por vida, sin estar sujetos a los vaivenes del mercado ni tener que pelear por los clientes o la innovación o el valor añadido de tu tarea. En un sitio donde la máxima aspiración es adocenarse en un trabajo, y en muchos casos (no todos) escurrir el bulto, el crecimiento de la economía estará a expensas de los pocos que arriesgan y crean empleo arriesgando su dinero y no el de las diferentes administraciones.
Yo no se si los funcionarios han notado que en la economía real hace mucho frío y llueve. Por eso, y apelando a su generosidad propongo una medida impopular y demagógica:
Señores funcionarios, den ejemplo, este año y quizás el próximo y el siguiente, congélense el sueldo.
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