Estas fuentes afirman que, para ahorrar dinero, las fragatas de la serie ‘Baleares’ -a la que pertenece la “Extremadura”- no se sometían desde 2.001 a tales revisiones. Se desconoce si ése pudo ser el detonante real de la tragedia. Estos mantenimientos obligatorios son caros y exigen tener las fragatas durante muchos meses amarradas, sin navegar.
Las labores de mantenimiento se fueron relajando poco a poco desde ese año 2001, y en lugar de las revisiones obligatorias se hacían chapuzas para solucionar problemas puntuales, como soldaduras de tubos que realizaba el personal de a bordo.
Las fuentes militares consultadas por ECD señalan que dichas labores de mantenimiento son necesarias, especialmente en el caso de las calderas. Sin embargo, se optaba por dedicar el presupuesto a fragatas más nuevas.
El juez togado militar de La Coruña, que lleva el expediente por la explosión, ha tomado declaración en las últimas semanas a dos capitanes de corbeta, un teniente de navío y al cabo primero José Miguel Gago Chao.
El cabo primero, que fue sancionado con dos meses de arresto por denunciar públicamente negligencias previas a la explosión en la fragata ‘Extremadura’, castigo después suspendido gracias a la intervención de la reina doña Sofía, ha ratificado que pidió a sus superiores que se apagara la caldera y no le hicieron caso. Por su parte, los peritos han afirmado que -probablemente- aunque se hubiera apagado, habría continuado existiendo el riesgo de explosión.
La investigación sobre la fragata ‘Extremadura’ sigue abierta después de que se descubriera que había sido destruido uno de los informes elaborados sobre las causas de la explosión. El juez ha citado a declarar a los militares de Seguridad Operativa de la Armada que redactaron en su día el informe, para que aporten nuevos elementos que aclaren por qué estallaron las calderas de la fragata.
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