J.F. MESTRE. PALMA. A Ramón Llabrés le cuesta hasta hablar. No se siente orgulloso de ser el primer hombre al que le han reconocido en Palma la condición de maltratado por su esposa, pero tampoco se esconde. "Tengo miedo a mi mujer". Este vecino de Palma de 39 años de edad está realizando una peregrinación por los juzgados de Palma buscando ayuda. Quiere que la justicia le proteja ante su agresora. "Si hubiera sido yo quien la hubiera golpeado a mi mujer ahora mismo estaría en prisión, pero como ha sido ella quien me ha golpeado a mí, no pasa nada, la justicia la ampara".
Esta desagradable situación familiar se inició el día que decidió marcharse de casa. Su mujer no le ha perdonado que la abandonara. Hasta siete denuncias ha presentado contra la esposa. De momento, lo único que ha logrado es que un juez dictara una orden de alejamiento contra su esposa. La orden le impide acercarse a Ramón a menos de seis metros. "Se sitúa a seis metros y se carcajea en mis narices". El hombre está recibiendo ayuda psicológica de la oficina de violencia de género del Ajuntament de Palma y de la oficina de víctimas del delito. Ambas instituciones le reconocen como maltratado "pero la ley no me reconoce esta condición por ser hombre".
Las denuncias que ha presentado han ido acompañadas por un serial de grabaciones en las que se aprecia que su mujer le está amenazando y le anuncia que está dispuesta a destrozarle la cabeza. Pero Ramón todavía no ha conseguido que su mujer responda ante el juez por estas denuncias. "Mi caso va de un juzgado a otro sin que nadie haga nada. Voy de oficina en oficina y en todas me dicen que la denuncia no les ha llegado. Parece que se ha traspapelado". Ramón está seguro que si fuera al revés, es decir, que su mujer le hubiera denunciado a él por malos tratos "yo ya habría sido juzgado y condenado, pero al revés no pasa nada". Ramón no se queja del trato que le dispensan los funcionarios del juzgado, ni del interés que muestran, pero se siente abandonado por la justicia. "A mi mujer ni la han llamado todavía para que responda por lo que me hizo. Parece que mi agresora tiene licencia para golpearme porque nadie hace nada para protegerme".
Este hombre está bajo tratamiento psicológico y la Asociación de Padres de Familia Separados (APFS) le ha mostrado todo su apoyo. Esta asociación denuncia que los jueces no consideren motivos suficientes para celebrar un juicio contra esta mujer los partes médicos de lesiones y las denuncias que ha presentado Ramón. "La ley no me considera víctima de violencia de género, pero estoy recibiendo asistencia de las instituciones que ayudan a las víctimas de esta lacra. Es un contrasentido".
Ahora mismo la mayor preocupación de Ramón es su hijo y está dispuesto a pedir su custodia. "No puedo permitir que mi hijo viva con una maltradora. Si fuera al revés, que fuera yo el agresor, no me dejarían ni ver al niño...".
Ya han pasado varios meses desde que decidió abandonar a su mujer y ahora ve las cosas de otro modo. "Ella consiguió que me alejara de mi familia. Siempre tenía dolor de cabeza y ahora ya no. Estoy mucho mejor, aunque mi vida está llena de problemas". Ramón siempre encima un teléfono que entregan a las mujeres maltratadas. "Estoy atemorizado porque es capaz de montarme un espectáculo en cualquier momento. Con el teléfono me siento más seguro".
Esta desagradable situación familiar se inició el día que decidió marcharse de casa. Su mujer no le ha perdonado que la abandonara. Hasta siete denuncias ha presentado contra la esposa. De momento, lo único que ha logrado es que un juez dictara una orden de alejamiento contra su esposa. La orden le impide acercarse a Ramón a menos de seis metros. "Se sitúa a seis metros y se carcajea en mis narices". El hombre está recibiendo ayuda psicológica de la oficina de violencia de género del Ajuntament de Palma y de la oficina de víctimas del delito. Ambas instituciones le reconocen como maltratado "pero la ley no me reconoce esta condición por ser hombre".
Las denuncias que ha presentado han ido acompañadas por un serial de grabaciones en las que se aprecia que su mujer le está amenazando y le anuncia que está dispuesta a destrozarle la cabeza. Pero Ramón todavía no ha conseguido que su mujer responda ante el juez por estas denuncias. "Mi caso va de un juzgado a otro sin que nadie haga nada. Voy de oficina en oficina y en todas me dicen que la denuncia no les ha llegado. Parece que se ha traspapelado". Ramón está seguro que si fuera al revés, es decir, que su mujer le hubiera denunciado a él por malos tratos "yo ya habría sido juzgado y condenado, pero al revés no pasa nada". Ramón no se queja del trato que le dispensan los funcionarios del juzgado, ni del interés que muestran, pero se siente abandonado por la justicia. "A mi mujer ni la han llamado todavía para que responda por lo que me hizo. Parece que mi agresora tiene licencia para golpearme porque nadie hace nada para protegerme".
Este hombre está bajo tratamiento psicológico y la Asociación de Padres de Familia Separados (APFS) le ha mostrado todo su apoyo. Esta asociación denuncia que los jueces no consideren motivos suficientes para celebrar un juicio contra esta mujer los partes médicos de lesiones y las denuncias que ha presentado Ramón. "La ley no me considera víctima de violencia de género, pero estoy recibiendo asistencia de las instituciones que ayudan a las víctimas de esta lacra. Es un contrasentido".
Ahora mismo la mayor preocupación de Ramón es su hijo y está dispuesto a pedir su custodia. "No puedo permitir que mi hijo viva con una maltradora. Si fuera al revés, que fuera yo el agresor, no me dejarían ni ver al niño...".
Ya han pasado varios meses desde que decidió abandonar a su mujer y ahora ve las cosas de otro modo. "Ella consiguió que me alejara de mi familia. Siempre tenía dolor de cabeza y ahora ya no. Estoy mucho mejor, aunque mi vida está llena de problemas". Ramón siempre encima un teléfono que entregan a las mujeres maltratadas. "Estoy atemorizado porque es capaz de montarme un espectáculo en cualquier momento. Con el teléfono me siento más seguro".
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