El mundo asociativo que conforma la cultura popular y tradicional de la provincia anda estos días muy preocupado. Principalmente, los Diables y las distintas bestias del Seguici Festiu que tienen como protagonista el fuego y el material pirotécnico. «La función actual de los diables desaparecería si no pudieramos hacer los correfocs», asegura Jordi Torrente, miembro de la Colla de Diables de Reus, quien además añade de que no contar con la presencia del fuego supondría la perdida de identidad de las dos fiestas mayores de la ciudad.
El motivo de esta preocupación por el posible fin a las tradiciones de la capital del Baix Camp radica en una nueva Directiva europea –2007/23/CE–, procedente del Parlamento Europeo, que regula la fabricación, el almacenaje y el uso profesional y recreativo del material pirotécnico. «Su aplicación literal representaría que actos tan representativos como el correfoc de Tarragona o la baixada de la Verge de Misericòrdia quedarán anulados», exponen Josep Enric Martí, presidente de la Federació de Diables de Catalunya y miembro de la Víbria de Reus, y Rafel Lluís Rodes, vicepresidente de la Colla de Diables Voramar y Víbria de Tarragona.
Según estas fuentes, en los aspectos en los que la nueva directiva es más estricta son los que se refieren a las distancias de seguridad y en la edad de los usuarios. «Se necesitarían calles de 30 metros para su cumplimiento, ya que la normativa especifica que la distancia entre diables o besties de foc y el público debe de ser, como mínimo, de 15 metros, lo que prácticamente reduciría la celebración de estos eventos a plazas de toros o espacios muy amplios», argumentan. Además, la normativa prohíbe a los menores de 18 años utilizar petardos de categoría 3, o sea «artificios de pirotecnia de peligrosidad media», reza la Directiva. De esta forma, el Seguici Petit tampoco se podría llevar a cabo devido a la edad de los participantes.
Mención aparte merece la Tronada, símbolo indiscutible del fin de fiesta de Santa Tecla o de la festividad de Sant Pere, por ejemplo. «Es lo único que se podría realizar de la manera que la conocemos ahora, ya que forma parte de la única excepción que plantea la directiva», señalan Martí Rofes. Ésta no es otra que «(...) en el caso de las festividades religiosas, culturales y tradicionales de los Estados miembros, los artificios de pirotecnia fabricados por el fabricante para su propio uso no pueden ser considerados como puestos en el mercado y, por consiguiente, no están sujetos a la presente Directiva».
Ante esta situación, los afectados piden soluciones a los políticos y anuncian que no se quedarán parados. El presidente de la Federació de Diables de Catalunya, que mañana organiza en Berga un acto en apoyo a las manifestaciones festivas junto a 450 colles de diables, espera que la Directiva en el ámbito español cuente con una excepción que incluya normas para el uso popular del fuego. «Sólo así se podrían mantener las tradiciones populares con tantos años de historia».
Y es que, como recuerda Rofes, «en Catalunya somos más de 10.000 las personas involucradas en collas de diables. Basta recordar que la primera bestia de fuego en Catalunya data del año 1311. Los políticos europeos deberían tener en cuenta la idiosincrasia de cada país a la hora de legislar para no matar las tradiciones».
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