domingo, 1 de febrero de 2009

Intervencionismo, proteccionismo, libre mercado

Zapatero se esmerila. Ahora ya sabe que «estamos en la antesala de la que puede ser la primera recesión (crisis) global desde la segunda Guerra Mundial». Pero le cuesta admitir ciertas cosas, bien porque no sabe, bien porque no está acostumbrado a decir abiertamente lo que piensa. A él lo que le va y le tira es el juego sucio, la criptopolítica, la criptoeconomía y, por descontado, las criptonegociaciones. En otras palabras, el trapicheo, el menudeo, el mangoneo. Para Pájaro bobo, el modus operandi de Zapatero es una provocación constante.

Pero, aunque se esmerila, Zapatero no se ha enterado todavía —y muy probablemente no se enterará en lo que queda de siglo— de que la cumbre económica de los G-20 auspiciada por el estadounidense Bush fue una medida intervencionista, la mayor medida intervencionista-proteccionista de los últimos tiempos; por ejemplo, desde el plan Marshall. ¿El plan Marshall? Sí, el plan Marshall.

Pero, como a pesar de todo, nuestro jefe de Gobierno se esmerila, ahora prepara un plan de inversiones por importe de 11.000 millones de euros. Con ellos quiere crear 300.000 empleos. Se dice que el grueso de ese importe irá a morir a los ayuntamientos a través del ministerio de las Administraciones Públicas. Por lo tanto, eso no es ni intervencionismo ni proteccionismo.

Pájaro bobo considera que una de las primeras obligaciones de todo gobierno es atender a los que no tienen lo necesario para vivir y sobrevivir. Pero el Estado no es una institución benéfica sino una empresa que se rige y debe regirse por criterios económicos. En su opinión, el dinero debe entregarse prioritariamente a los sectores que lo hacen producir generando riqueza. En esencia, la tarea del gobierno consiste  en distribuir sabiamente  la riqueza generada.

A un lado tenemos el capitalismo salvaje,  a otro lado el paro subvencionado. Y si el capitalismo salvaje genera explotación y tensa las relaciones sociales, el paro subvencionado, además de ser un arma demagógica al servicio de  políticos como Zapatero, prima el parasitismo y castiga el esfuerzo. Ayudar, sí, pero exigiendo. Eso es, al menos, lo que Pájaro bobo ha hecho siempre en el ámbito de su economía.  Fórmula: check and balance!

En situaciones de crisis, las primeras ayudas deben ir necesariamente a quienes más necesidad tienen. Pero, una vez cubiertas esas necesidades, hay que elaborar proyectos destinados a sanear y equilibrar los diferentes sectores de la economía productiva, no un plan de beneficencia al estilo de las medidas intervencionistas-proteccionistas de Zapatero. Con eso se compran votos, no se solucionan los problemas económicos de una nación, problemas que son siempre, primera y esencialmente, de producción; después, en segundo lugar, de distribución.

Pájaro bobo tiene la impresión de que con sus medidas Zapatero compra votos, no soluciona ni intenta solucionar los problemas económicos de España.

Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Por qué Zapatero habla de libre mercado si practica el intervencionismo y el proteccionismo?
¿No sabe lo que hace o no sabe lo que dice?

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