sábado, 31 de enero de 2009

Poesía sociolista

Copla de hace más de 20 años, creada por un tal TOGA a raíz del primer gobierno de González y que a pesar del tiempo transcurrido no ha perdido un gramo de actualidad: 

ROMANCE DEL CIEGO 

Con diez millones de votos 
de resentidos o ingenuos, 
ganaron las elecciones 
y entraron en el Gobierno 
unos pillos socialistas 
que se llamaban obreros 
sin tener un solo callo 
en la yema de los dedos. 

Gran revuelo entre las gentes 
causó el acontecimiento, 
hubo bailes y charangas 
entre la gente del pueblo… 
Y levantaban el puño 
en forma de macetero, 
con un capullo de rosa 
preso en un guante de hierro. 

Al pie del puño florido 
hicieron su juramento. 
Con la rosa por testigo 
los ministros prometieron 
dar trabajo, hacer justicia, 
predicar con el ejemplo 
y levantar las alfombras 
del palacio del Gobierno 
para barrer todos los polvos 
de anteriores trapicheos, 
con cien años de “honradez” 
convertidos en plumero. 
Para que al fin esta tierra 
fuese un país europeo: 
demócrata, libre, culto, 
pero sobre todo serio. 

Pasaron algunos meses 
y al llegar al año y medio 
las rosas ya estaban secas 
entre los puños de hierro 
y sus promesas volaron 
cual hojas que lleva el viento. 
(Promesas electorales 
no se cumplen, según Tierno.) 

Todo se llenó de pícaros, 
trepadores y mastuerzos, 
políticos sin gramática, 
donjuanes de medio pelo, 
tragaldabas, tragaperras, 
tragacargos, tragasueldos, 
y en menos que canta un gallo 
nos dejaron medio en cueros. 

Las calles y plazas públicas, 
los mercados y paseos 
se llenaron de chorizos, 
robaperas, descuideros, 
tramposos, trapisondistas, 
mangantes y presos sueltos. 
La Corte de los Milagros 
salió del túnel del tiempo 
y volvieron los mendigos, 
los parados, los hambrientos, 
por miles las prostitutas 
con sus chulos al acecho, 
invertidos, maricones, 
zorras de pelaje nuevo 
y ambulantes de la droga 
de esos que llaman “camellos”. 

En calzón van pensionistas, 
en perneras los obreros, 
empresarios en pelota, 
contribuyentes en cueros. 
Los ladrones a la calle, 
los tontos al Ministerio, 
los ministros en Mercedes, 
los electores al huerto. 
Indultos a terroristas 
y guardias al cementerio, 
pues mientras el pueblo llora 
el Gobierno entierra muertos. 

De mirar tanta desdicha 
un día me quedé ciego 
y para ver tanto engaño 
de verdad que lo prefiero. 

TOGA 

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