Erase una vez un ministro, así empiezan algunos cuentos y por que no empezar este escrito.
Erase una vez un ministro al que muchos decían desconocer con anterioridad, del que muchos se preguntaban como había llegado al cargo, que méritos había realizado para merecerlo y si realmente estaba preparado para ello
Independientemente del partido al que pertenezca y al que sirva, un ministro no es una persona cualquiera, por lo menos en cuanto al gobierno de un país y desde ese punto de vista, tal vez debería abstenerse de según que actos o por lo menos no aprovechar el cargo que ocupa para hacer la guerra, sucia por demás, a los partidos que pueden poner en jaque al suyo en sucesivas elecciones
Bermejo no está pasando de forma anónima por el ministerio, algunos de los resultados de sus actos son nuevos para muchos ya que hasta ahora no se habían encontrado nunca y desde luego no por ser positivos
La justicia debería ser independiente y desde luego, la persona que la dirige más aun si cabe, tal vez deberíamos plantearnos si de la misma forma que se producen elecciones para decidir quien ha de formar el Poder Legislativo, no deberían también hacerse para elegir, cuanto menos a la cúpula del poder judicial, entiéndase en todo caso Tribunal Constitucional y Tribunal Supremo, quizá también a los miembros del Consejo General del Poder Judicial, a lo mejor conseguiríamos con ello que fueran un poco más independientes, siempre y cuando desde luego se presentaran de forma individual y no bajo ninguna sigla o partido
George Bernard Shaw: La democracia es el proceso que garantiza que no seamos gobernados mejor de lo que nos merecemos.
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