El primer cubano con pasaporte español por la "ley de nietos" es de familia canaria

Mientras el ministro de trabajo e inmigración Celestino Corbacho, aboga por acabar con la contratación en origen, es decir, con el trabajo legal, como medio de luchar contra el paro y para paliar la crisis, en lugar de intentar terminar con la inmigración ilegal, tenemos ya en nuestro país a la primera persona que se acoje a la Ley de la Memoria Histórica para solicitar su pasaporte español y poder así entrar y salir de nuestro país cuando se le antoje.

Decir por demás que esta como otras muchas leyes que ha aportado el gobierno Zapatero son desde mi punto de vista además de demagógicas, sectoriales, discriminatorias y desde luego no parecen tener otro fin que el de asegurarse los votos de un sector determinado de ciudadanos.

Puestos a revisar la historia podríamos dar el mismo derecho a todos aquellos hispanoamericanos descendientes de conquistadores españoles que no solo no fueron exiliados si no, agentes del gobierno de turno que además de conseguir para la Corona territorios extensos, al mismo tiempo conseguían para si mismos compañeras voluntarias o no, esposas e hijos en número indeterminado. ¿No deberían también todos ellos, tanto americanos, como asiáticos, africanos o de cualquier otro continente que hayan vivido las conquistas del reino en el que una vez nunca se ponía el sol, tener derecho a acogerse a una ley que hace referencia a la historia y poder solicitar el pasaporte español? Imagine señor Presidente la cantidad de votos que podría conseguir, claro que a ver donde íbamos a meterlos a todos y como podríamos alimentarlos, además lógicamente de poder ofrecerles todos los servicios que como españoles y seres humanos tendrían el derecho a reclamar.

José Ortega y Gasset: La civilización no dura porque a los hombres sólo les interesan los resultados de la misma: los anestésicos, los automóviles, la radio. Pero nada de lo que da la civilización es el fruto natural de un árbol endémico. Todo es resultado de un esfuerzo. Sólo se aguanta una civilización si muchos aportan su colaboración al esfuerzo. Si todos prefieren gozar el fruto, la civilización se hunde.