Vivimos días plagados de buenos deseos… y malas noticias. La primera de ellas, que el déficit se quintuplica en un año y alcanza los 71.524 millones de euros. Hay que echarle la culpa a la caída de la recaudación y al impacto de las medidas puestas en marcha por el Gobierno. Vamos, que hay que exigirle al Gobierno que asuma su responsabilidad, pues sólo él se ha empeñado en hacer unos Presupuestos que no prevén este descenso de recaudación y sólo él es responsable de no haber puesto en marcha ni una sola iniciativa que genere riqueza y recuperación sostenida y tenga efectos, por tanto, en el paro que asola nuestro país. Sólo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y el Grupo Socialista que lo apoya, al los que habría que sumar por insensatos e irresponsables a los diputados de los diversos partiodos nacionalistas que, alternativamente y para conseguir prebendas que les permitan mantener cuotas de poder en sus territorios, les dan a los socialistas sus votos en ese mercado persa en el que se ha convertido el Congreso de los Diputados. O sea, para el año 2010 al PNV y a Coalición Canaria.
Nuestro déficit supone ya el 6,79% del Producto Interior Bruto de España, y es consecuencia de que los gastos subieron el 21,5% mientras que los ingresos disminuyeron un 22,2%. No habría empresa o familia capaz de soportar una situación de estas características sin que sus acreedores o miembros la declararan en quiebra. Porque no se trata sólo de la cifra enorme de nuestro déficit: se trata de la incapacidad de un país –una empresa, una familia, una sociedad– para asimilar sin gravísimo quebranto un incremento tan brutal de su deuda en tan sólo doce meses. Pero verán como la Ministra Vicepresidenta de Economía, el Ministro de Fomento, el Presidente o la Portavoz de turno del PSOE analizan estos datos en términos positivos. Y es que ahí es donde radica lo verdaderamente preocupante de nuestra situación como país: que nos han tocado en desgracia gobernantes tan irresponsables y tan frívolos como nunca ha conocido la historia democrática de España. Unos gobernantes que han demostrado la misma eficacia para ganar elecciones que para hundir el país.
Fuente: del Blog de Rosa Díez
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