Cuan viciados estamos, en llamarnos pobres sin serlo.
Es evidente que la clase trabajadora, no solo de Catalunya, la de España y países desarrollados en general, merecemos más por nuestro duro trabajo, de que lo que obtenemos en la actualidad.
Pero de ahí, a autoproclamarnos “pobres” como hacemos continuamente en nuestras charlas diarias con nuestros vecinos, compañeros de trabajo, amigos y familiares va un limbo, es una falsedad sin malicia alguna (pero es falso) ya que no tiene rigor real ni lo tendrá histórico en el futuro.
Ante cualquier mala nueva que implica gastos, ondeamos la bandera de la pobreza que no nos pertenece, alegando ¡somos pobres, siempre pagamos los mismos!
Es cierto que siempre pagamos los mismos, pero no por ello pertenecemos al malogrado y enorme colectivo que forman “Los pobres del mundo”.
El falso pobre al que hago referencia, le cuesta llegar a final de mes, cada día le resulta más difícil ahorrar (casi imposible) y reconozco que tenemos carencias, sobrevivir en el contexto de esta clase social en la cual me incluyo, no es nada fácil.
Yo mismo no puedo costearme una dentadura nueva, pero no por ello me considero pobre.
No son pobres los que por su esfuerzo, viven bajo un techo , duermen en una cama limpia, se asean a diario, desayunan, comen y cenan todos los días, almuerzan con sus camaradas de trabajo en el bar, compran la prensa, por poco que puedan hacen regalos en santos y cumpleaños a los suyos, los que tienen coche, TV, ordenador, DVD y la casa llena de recuerdos. (Tampoco son ricos, es evidente)
Son pobres aquellos que “pese al esfuerzo” viven en la miseria.
He visto verdaderos pobres en el mundo, cuyos ojos y vientres paradójicamente hinchados reflejan el hambre, la verdadera pobreza, desheredados de todo, sin formación alguna, carentes de lo mas básico para subsistir, hundidos en la ignorancia y bajo el yugo de las todopoderosas oligarquías financieras, ellos son 2.000 millones de seres humanos repartidos en los cinco continentes, el equivalente a un 29% de la población mundial.
Lo único que los mantiene en vida y no siempre, es su malogrado titulo de “pobres del mundo”, que en ocasiones inspira nuestras obras y alerta nuestras conciencias.
Reflexionemos, sepamos valorar lo poco o mucho que tenemos, y no nos apropiemos del sentido de una palabra que no nos pertenece, que nos aleja del verdadero y triste concepto de la pobreza y por lo tanto de nuestros actos para de erradicarla
Pedro Javier Marín Garreta
Publicada como carta destacada del día en “El Periodico de Catalunya” en fecha 18 de Octubre de 2009.
I’ll n’y as pas d’amours hereux
Hace 5 días
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